"Sí, hoy salí de la cárcel después de dar un taller de igualdad en el Módulo de mujeres del centro penitenciario de Asturias. Y salí con el corazón encogido y enorme a la vez. Me llevé, cuando se cerró la última reja detrás de mí, el cariño de 23 mujeres con las que compartí dos horas y media de charla, de risas, de comentarios, de ideas, de experiencias, de seriedad, de empatía, de aprendizajes y de escuchas.
Muchas veces he salido contenta de mis charlas, pero hoy ha sido más intenso, más difícil, más cercano, más trabajoso, más inusual, más completo, más profundo, más ajeno y a la vez más mío.
No he visto maldad en sus ojos, no he visto violencia innata, no he visto delincuencia ante mí. He visto mala suerte, carencias tremendas, ganas de aprender, ánimo para exponer sus ideas, atención a mis palabras y una tremenda energía para reír y para estar juntas.
Sé que están ahí por algo, pero son mujeres a las que la vida no les ha tratado bien."
Después recibo la petición de apoyo a la tarea que están desarrollando estas mujeres que luchan por su reinserción y por recuperar su dignidad como mujeres y como personas, convencidadas de que
solo recuperando la dignidad se recupera la libertad.
2 comentarios:
¡Por estas mujeres!¡Mucha fuerza y amor!
María.
Qué historia más sobrecogedora. A veces parece que se nos olvida que, detrás de las circustancias están las personas...
Educar en igualdad, en valores humanos... aún nos queda mucho camino, pero granito a granito vamos tratando de sembrar una sociedad mejor, hay que seguir alimentandola para que florezca con todo su esplendor.
Un abrazo
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