Coeducar significa dar la oportunidad de que niñas y niños reciban mensajes igualitarios, de que sean tratadas y tratados con la dignidad que se merecen, que aprendan a valorar y a valorarse desde su propia libertad, una libertad que, poco a poco, tendrán que ir aprendiendo a gestionar.
Para ello la escuela se vale de recursos como los cuentos. Pero los cuentos, a veces, perpetúan estereotipos de género que producen sonrojo, princesas melindrosas, dependientes y afanadas en encontrar quien las cuide y las proteja. Hombretones valientes que se juegan el tipo para demostrar que son los mejores y que cargan sobre sus espaldas la engañosa responsabilidad de salvar y proteger a esas mujeres que les habrán de cuidar y servir en adelante.
Por eso queremos ofrecer otros modelos, y si los hombres se implican en esta tarea y además son padres y se acercan al aula con el convencimiento de que la igualdad se trabaja cada día, habremos conseguido que nuestras niñas y nuestros niños participen de modelos positivos e igualitarios.
Gracias, Agustín (Guti), por la iniciativa de contar en la clase de Unai un cuento tan valiente y rompedor como "Arturo y Clementina" de Adela Turín.
Es muy bueno que este cuento sea contado por hombres y es importante que se capte esa idea que transmite de romper con el mito de amor romántico basado en la sobreprotección a costa de la libertad.
¡Nunca nos cansaremos de volver a leer Arturo y Clementina!
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